viernes, 1 de abril de 2011

El refugio

Una vez existió un lugar donde las noches no tenían fin en el cual nos refugiábamos, cansados de patear las calles húmedas.
Allí, al calor de unas cervezas, nos reuníamos los de siempre; los que huíamos de las aglomeraciones de patanes y vociferantes adolescentes, de los borrachos recurrentes y de las mujeres con mirada de desprecio.
Allí estábamos todos esperando quien sabe que.
El joven Nak todavía sonreía y los camareros podían fiarnos cervezas. Había noches en las que algo flotaba en el aire.Era en esas noches cuando alguien comenzaba a contar algún mito de la antigua Weisland, lo escuchábamos con los ojos entreabiertos imaginando tiempos mejores .Todo parecía pertenecernos; desde la luna hasta el Océano pasando por los ojos de la chica que se sentaba a nuestro lado.  Hubiésemos hecho cualquier cosa para que la noche no terminase,  para  tener siempre ese recuerdo y conseguir despertar a su lado, contemplando su cabello esparcido en su espalda , contemplando el sueño reflejado en su rostro,  no deseando que despertase para saborear su imagen boca abajo, plácida,  enfundada en una camiseta negra...
 Una tarde de invierno cerraron el lugar. Las autoridades acusaron al dueño de difundir,  propagar y promocionar actividades insanas Desde aquel día vagamos por la ciudad, pero aún no hemos vuelto a encontrar tus ojos

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