Tuvo el tiempo justo para secarse las lágrimas, escuchar cómo se cerraba la puerta y quedarse, para siempre, entre una mañana lluviosa, una cama deshecha, unos platos sin fregar, los ojos de una mascota y el sonido obstinado de su corazón latiendo en silencio tras el dueto truncado.
.png)
No hay comentarios:
Publicar un comentario