miércoles, 20 de noviembre de 2024

Nak 512

  Nak espera bajo los soportales a que  escampe el aguacero de zumo de moras..Los Ciudadanos se arrebujan en el asiento trasero de sus limusinas, los oficinistas corren hacia el penúltimo tranvía amarillo, algunos ñandúes polacos giran sus afilados perfiles hacia el cielo.

Nak aguarda, los aguaceros violentos suelen traer extraños náufragos o atractivas muchachas de con el Océano en su mirada. Esta noche quizás la fortuna quiera regalarle caricias  furtivas y besos frescos o tal vez aparezcan diablitos diletantes que le arrastren hacia los antros de música y alcohol donde siempre habitan la urgencia, el deseo y el ansia.



martes, 19 de noviembre de 2024

Dreams ever here

  Los sueños que se esconden bajo la almohada temen hacerse realidad ;no así las pesadillas que desean con toda su alma crecer y poder acariciar tu piel mientras susurran a tu oído aquellas viejas canciones que creíste olvidar.




domingo, 17 de noviembre de 2024

Nak 512

 Pasa el camión de la basura y, otra vez, no se ha llevado la vida de Nak; eso sí; entre el triturador se podían apreciar restos de sueños recurrentes, pesadillas de baratillo, puestas de sol de saldo, amoríos ridículos y pasiones risibles.




sábado, 16 de noviembre de 2024

New

 ¿Cómo qué que hay de nuevo? La monotonía y la costumbre se imponen.

¿Qué hay de nuevo? Las mismas ganas de llegar al final del túnel y saber que ya no hay salida.

¿Qué hay de nuevo? El silencio y las sombras.

¿Cómo qué que hay de nuevo? Sonrisas y caricias. Urgencia e insomnio. Rosas y,tal vez ,esperanza.


                                         


Nak 511



   Tras una tarde anodina Nak decidió que había llegado el momento de perderse en los callejones de la vieja ciudad para dejar que los sueños le acariciasen los ojos y las mariposas le devorasen las entrañas.

Una vez más no hubo suerte y sólo consiguió esquivar a ñandúes polacos apilados en el suelo, ebrios Ciudadanos vomitando estrellas ,mujeres  rotundas repartiendo afiladas sonrisas que atravesaban corazones inermes y un par de oficinistas que no podían parar de reír.