Comienza otra madrugada extraña para Nak.Desde la ventana puede escuchar a los Ciudadanos aullar de placer cuando son penetrados por los dildos empuñados por las jóvenes puestas de coca, a los ñandúes polacos graznar al ser atropellados por los tranvías y a los oficinistas llorar de rabia al ver sus pollas flácidas en los prostíbulos.
Comienza otra madrugada y Nak no sabe si quiere ver el amanecer o cerrar los ojos mecido por sus falsos recuerdos.
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