La rabia y la desesperación dan paso a la desidía y la monotonía.No más atardeceres púrpuras en los que se pretende llegar a tocar la línea de un horizonte plagado de velas irreales.
No más océanos embravecidos e indómitos en los que realizar sigladuras oscuras y prohibidas.
No más vuelos en pos de los olores de veranos tan lejanos como improbables.
Desidía y monotonía ancladas en un azul de postal tan falso como las despedidas o las palabras.
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