Hubo alguna vez un bicho negro escondido entre las sombras de una mañana extraña, en un mediodía de puñaladas y susurros. Hubo una vez un bicho negro, un metronauta y una sonrisa beatífica. El pasado ya no es lo que fue y apenas será una sombra de lo que podría ser y, aún así, el bicho negro se relame en algún rincón tras completar su penúltimo aperitivo.
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