jueves, 21 de agosto de 2025

Nak 529

                                   Noches cálidas tan falsas como los gestos frívolos de las jóvenes que esperan los tranvías seduciendo a los Ciudadanos orondos y patéticos. Los oficinistas andaban sin rumbo aferrados a sus carteras de piel demasiado gastadas. En algún lugar de la ciudad ululaban los ñandues polacos en época de celo; en realidad toda la ciudad estaba en época de celo.

                                   La noche abrazaba a Nak, le mecía; le dejaba la mente vacía ,tanto como los vasos que se alineaban frente a él en la barra sucia de ese bar. El bochorno se aferraba a los cuerpos y Nak deseaba que no terminase el ritual del apareamiento, que se alargase hasta los amaneceres cíclicos, hasta las mañanas resacosas, hasta esas tardes ociosas de sabor a sexo y sal.

                                 Nak se sumió en sus pensamientos y dejó que otras manos le llevasen al final de sus deseos. Olía a océano y a mentira y eso comenzaba a gustarle.

 







  












martes, 12 de agosto de 2025

Nak 528

Nak flotaba Sombras. Pensamientos rotos. Fragmentos de naufragios; restos de huidas, de derrotas.

Ecos. Voces distorsionadas. Gemidos. Memoria del abismo. Lluvia, tranvías, oficinistas de mirada perdida y Ciudadanos borrachos.

Y entonces, lo vio. No era él. Lo miraba. Sin rostro. 

Nak entendió. No estaba solo. Nunca lo estuvo.


El abismo no era vacío. Era espejo.

viernes, 8 de agosto de 2025

Nak al otro lado

                    Nak deambulaba por aquellas estancias desconocidas. Humedad, silencio, frío. Anaqueles repletos de libros con extrañas cubiertas de colores indescifrables. Tomó uno al azar.

"Penumbra. Sábanas revueltas. El aire tibio. Huele a mentiras, sexo y madrugada pegajosa  Nak está tumbado de lado, mirándola, No hay música. Se puede intuir el rumor de la calle en la que  pasa algún tranvía cargado de oficinistas alcoholizados.

—No pensé que esto pasaría —dice Nak, sin dramatismo.

—Yo tampoco —responde ella, con una sonrisa tranquila.

Silencio.

—¿Estás bien? —pregunta él.

—Sí. Sorprendida. Pero bien.

 —¿Sorprendida por qué? 

—Por mí. Por ti.

Nak asiente.

—¿Te arrepientes? —pregunta .

Ella lo mira. No aparta la vista. Irónica ,lejana ,triste;casi traslúcida;tan espectral que causa ternura.

—No. 

—¿Y te asusta? 

—Un poco. Pero menos de lo que pensaba.

Silencio. Incluso se han detenido los relojes y los trolebuses.

—¿Por qué no pasó antes? —pregunta Nak.

Ella suspira.

—Porque no me atrevía. Porque tenía miedo. Porque tú estabas demasiado cerca y yo… demasiado lejos.

—¿Y ahora?

—Ahora estoy aquí. No sé por cuánto tiempo. No sé si puedo prometerte algo. Pero estoy aquí, en Weisland.

Nak se incorpora un poco. Le acaricia el pelo.

—No quiero promesas. Solo verdad.

—¿Y cuál es la tuya?

—Que te he querido mucho tiempo. Que no sabía si era obsesión, deseo... .por primera vez, no me duele estar contigo.

Ella sonríe. Le besa .

—Yo también te he querido. A mi manera. 

—¿Y ahora? 

—Ahora quiero saber si puedo quererte sin miedo.

Silencio largo. No incómodo. Profundo. 

—¿Y qué hacemos con esto? —pregunta Nak.

—Lo vivimos. Sin prisa. Sin culpa. Sin esconderlo.

Nak se tumba de nuevo. Ella se acurruca contra él.

—¿Sabes? —dice ella—. Pensé que si alguna vez pasaba esto, me rompería. 

—¿Y? 

—Me ha reconstruido."

No quiso seguir leyendo, Nak cierra el libro.Camina otra vez sin rumbo por esas estancias esperando despertar algún díao que,simplemente,alguien vuelva a poner el libro en su lugar.

Nak 527

                   

          Relamiéndose las heridas. Disfrutando del sabor de la sangre y la saliva. Deleitándose con su dolor. Delirio masoquista entre sombras, reflejos y espectros. 

         Lo que nunca fue. Lo que no es .Lo que jamás será. Ahoga sus carcajadas en tragos de ginebra caliente  mientras los demás se diluyen ante sus ojos, se funden con las paredes y la música no deja de atronar en su cabeza.

       Sigue sin cerrar, pero ya no duele: quizás nunca dolió, quizás allí, en el fondo de sus pesadillas, Nak pueda encontrar algún resorte, alguna clave que termine con su ansia.


viernes, 11 de julio de 2025

My Own Ocean


Conocerse. Brújula en la oscuridad. Refugio de perros verdes, bichos negros y mariposas. Sin filtros, sin medida: asomado al abismo, asomado a los espejos que devolvían espectros en lugar de reflejos.


Ancla, también la llaman muerto en otros sitios. Palabras de fuego. Alguien, desde muy lejos dice "eso que te llevas". Dolor agarrado a las tripas. No hay furia. Solo humo, y espejismos. El pulpo soltó su presa. Caricias huérfanas de piel. Volar alto en soledad sintiendo mi aire. Y es real.