La tos parece arrancar trozos de pulmón en cada envite.Nak se encorva ante el dolor.
La noche se viene en fragmentos de cuerpos y mucosidades extrañas.
Tranvías amarillos en los que viajan oficinistas de mirada perdida,jóvenes de ojos mentirosos y tratantes de sueños.
La tos no se marcha y,poco a poco,Nak trata de olvidar que tuvo pulmones,que pudo respirar,que pudo soñar.
Al amanecer Nak se aferraba a la almohada como un naufrago a una tabla.Su tos seguía martilleando su oídos,pero comenzó a reconocerla como otra nueva derrota que le acercaba al final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario