Juegos con personajes crepusculares que camuflan sus motivaciones con palabras rimbombantes, que esconden sus intereses con preguntas pretendidamente inocentes.
Simulaciones con jugadores desenfocados que jamás muestran sus cartas, esperando un envite que nunca llega.
El lance se alarga y, en el momento final, las cartas marcadas siempre se encuentran en la misma mano.
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