sábado, 30 de abril de 2011
Imaginación
"Tengo mucha imaginación"-dijo mientras por dentro pensaba cualquier otra cosa. Se quedó pensativo, bueno; no, él no pensaba casi nada.
Mientras, afuera, alguien atrapaba un nuevo fracaso y el maldito rayo de sol no dejaba de joder.
Fade out
Morfeo
viernes, 29 de abril de 2011
110
La mañana
martes, 26 de abril de 2011
Gralaw
Sigue cayendo la lluvia sobre el páramo. Me han traicionado una vez más. Escucho rumores en la oscuridad que me hacen estremecer. Quisiera huir hacia la lluvia y la luz. El viento parece eterno. No hay tonalidades, no hay rostros.
Se acercaban. Faltaba poco para la medianoche. Habían cabalgado toda la noche en pos de él sin que les hubiese importado reventar a sus monturas. Su caballo yacía muerto a tres leguas. No podía rematarlo porque se delataría y no debía romper los rituales. No temía la muerte, más bien la deseaba. Oía el resoplar de sus caballos cada vez más cerca. Presentía el vaho de sus respiraciones. Se encasquetó el yelmo que no se había puesto porque sabía que le alcanzaría por la noche. Sabía tantas cosas.
Allí estaban, las espadas desnudas, los rostros duros por el acero de sus cascos. ¿Para qué huir? Levantó su acero y esperó a sus contrincantes. Sabía que la tercera acometida le mataría, sabía que recibiría una estocada en el pecho, sabía que no era su hora, sabía que le dejarían un caballo, sabía que todo volvería a repetirse con el siguiente amanecer, como ayer, como siempre: desde que había robado el expediente 765 en Tzaragoza.
jueves, 14 de abril de 2011
Fiebre
Hoy me horroriza su recuerdo cuando noto que se acerca la fiebre.
miércoles, 13 de abril de 2011
Falwai
Aquí y ahora
martes, 12 de abril de 2011
Falsend 3.0
Una nube acaricia el cielo. El silencio de la media tarde. No estar vivo, pero dejarse existir al compás de la brisa.
Sonido aterrador de las olas arañando la arena de la playa vacía, rumor de una máquina de juegos, repiqueteo insistente de la cucharilla removiendo el café.
El sabor amargo y fresco de una cerveza. Un pañuelo anida en su cuello, el sombrero reposa sobre la mesa. La ciudad se encoge bajo el sol. Gaviotas en la irreal línea del horizonte donde se suicidan paquebotes indecisos.
Las manos juguetean con un papel arrugado. Demasiado tiempo alejado. El camarero deja unas monedas, su desprecio y un retazo de pasado sobre el velador, evitando que sus miradas se crucen. Sabe que ella está cerca. Sabe que no vino sola.
Fuma un cigarrillo con lenta pereza. El océano gira en olas de color marengo y magenta: la señal de los días tristes que regresan. Sabe que el mar siempre trae de vuelta lo que uno quiso enterrar. Se levantó y comenzó a caminar apoyado en un elegante bastón. Andaba con aire desmañado, casi derrotado. Tantos años de muelle le habían anclado la mirada al horizonte.
Hacía mucho tiempo que ella le había regalado un hermoso pañuelo azul el cual había jurado no perder; han pasado muchas galernas desde entonces.
Buscó lejos sus besos, su mirada, el brillo de sus cabellos y encontró fragmentos de ella que abrazó en largas noches de tempestad. Siempre conservó el pañuelo a pesar del viento frío en sus pesadillas y el eco sordo de promesas rotas.
Ella acaricia la mano surcada por mares y vientos extraños. Una lágrima resbala cuando el barco avanza hacia la ciudad de recortable, dejando lejos el muelle. Él besa su cabello como si fuese la primera vez, lejos queda el rostro ajado del derrotado. Él sonríe cuando ella le cuenta que jamás quiso al hombre que señalaba la prenda que creía insignia de su amor. Ella se acurruca junto al hombre que la buscó en otros cuerpos mientras, el otro, el vencido, no comprendía cómo el hermoso pañuelo azul, signo de promesas inquebrantables, lucía duplicado en otro cuello.
El paquebote avanzaba buscando el horizonte, aún tenía tiempo de echar una mirada, con sus prismáticos de aduanero, a la cubierta de primera clase: los dos sonreían; pero el derrotado creyó ver una sombra de venganza en los ojos del que había regresado después de tantos años, con un hermoso pañuelo de seda azul al cuello.
domingo, 10 de abril de 2011
Falsend 2.0
La brisa dibuja un rostro. Sobran palabras. Quieren engañarnos ocultando las nubes cargadas de deseo. Suave, muy suave como el roce de un vestido que resbala piel abajo. Parecen frescos, suaves, húmedos; hechos para ser besados, la mano se detiene en los cabellos. La luz ahogada de una ola se esconde en la noche de sus ojos.
viernes, 8 de abril de 2011
Falsend 1.3
jueves, 7 de abril de 2011
Posesión
Falsend 1.2 (y 2)
Falsend 1.2 (1)
miércoles, 6 de abril de 2011
Falsend 1.0
Repeticiones de la misma cara una y otra vez. Torbellinos de edificios pensados para suicidas exigentes. Los tranvías arrastran los cuerpos de los ñandúes polacos atropellados.
martes, 5 de abril de 2011
Reflejo
Alguna vez intenté conversar con él, no pude sacarle más que monosílabos. Siempre la misma mesa, la misma cerveza, la misma mirada perdida tras el cristal.
Dicen que lo vieron enjugarse una lágrima... yo eso no lo creo; parecía demasiado altanero como para ello.
Una noche no volvió más y me dejó aquí para siempre; atrapado en el reflejo de la ventana esperando la misma cerveza en la misma mesa.

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