Repeticiones de la misma cara una y otra vez. Torbellinos de edificios pensados para suicidas exigentes. Los tranvías arrastran los cuerpos de los ñandúes polacos atropellados.
¿Queremos realmente vivir entre la inmundicia o somos demasiado perezosos para dejar de ser prisioneros de la desidia?
La gran tela de araña de los sueños recobrados envuelve Falsend mientras los ciudadanos duermen confiados. Nosotros podríamos salvarla, pero se está tan bien aquí. Sonreímos cuando el tratan de sueños sirve otra ronda de estrellas para devorar. En un rincón dejamos nuestras esperanzas rotas.
¡Qué tiempos!
Algunos creyeron ver al joven Nak intentando robar sueños, pero la noche había cambiado a rojo y los buitres ya no querían bailar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario