El cielo y el infierno se dan la mano en sus ojos.
El abismo y la cumbre más alta se asoman en su sonrisa.
Nak tuvo que dejar de mirar y decidió salir a la calle y evitar otras tentaciones.Había una sonrisa en su cara y bichos negros en sus tripas.
Llovía como en una película de serie Z y los tranvías seguían atropellando ñandúes polacos siguiendo un método desconocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario