Nak atrapa instantes en cada trago que da a su vodka caliente.Consigue capturarlos al vuelo y guardarlos en sus bolsillos llenos de inútiles recuerdos y mediodías borrosos.
Nak camina sin rumbo por su odiada ciudad evitando las miradas de los ñandúes polacos,las insinuaciones de los tratantes de sueños y las caricias de alquiler. Vaga por las calles para dejar en cada esquina un instante y esperar que el azar traiga amaneceres púrpuras y sábanas revueltas.
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