Lastrado por sus deseos, Nak intentaba llegar hasta el final de la noche rodeado de jovenzuelas de labios brillantes,Ciudadanos babosos y oficinistas con olor a sobaco rancio.
Nak intentaba apurar esa noche hasta el final y solamente consiguió tropezar sobre su vómito y ver una solitaria estrella en un cielo demasiado lejano y marrón.
La noche nunca terminaba y Nak comenzó a sentir frío en la espalda mientras los sueños le desgarraban las tripas.
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