Sentía como se iba diluyendo en sus sueños mientras la noche se expandía.Tanto creció que acabó tragándose hasta las pesadillas más oscuras y los amaneceres de color turbio como sus mentiras.
Desapareció entre las luces de la mañana mientras los ñandúes pòlacos vomitaban en los contenedores repletos de basura y los oficinistas eludían la resaca.
Nak aún pudo intuirlo entre las sombras de los soportales antes de que comenzase a nevar y no pudo evitar una sonrisa de despedida.
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