viernes, 1 de mayo de 2020

Nak 474.0

 Cortar el espacio con la precisión de un matarife. Cercenar las posibles ramificaciones del tumor con la delicadeza de un mono borracho. Ser la auténtica mano de hierro en guante de plomo.
Cae el velo y muestra paisajes desolados con rostros desconocidos y voces reconocibles,muestra lo que siempre ha estado ahí y se ha negado a ver,muestra lo evidente,muestra el continuo engaño;muestra aquello que creía bello y no deja de ser un penoso remedo de ridículas situaciones .
Diseccionar el momento, conseguir que el sol de mediodía palidezca ante su exhibición atroz de egoísmo.
No hay un más allá, no hay un camino a la derecha; la escapatoria sólo existe en su imaginación.
El juego hace tiempo que parece haber terminado, pero el contrincante siempre se guarda la última moneda para que el mecanismo eche de nuevo a andar, esa moneda trucada que agita ante sus ojos, esperando que Nak comience de nuevo a bailar al son de sus volubles deseos , anhelando que le dedique la atención que necesaria para saberse el centro de un universo tan pequeño, tan insignificante. El juego de los bisturíes y los cirujanos parece llegar a su fin, pero Nak sabe que siempre hay una prórroga ,una bola extra y ,la próxima vez, seguro que el pinball no ilumina la madrugada triste de Weisland.





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