No quieres mirar. Deseas estar en otro lugar. Apartas la vista del espectáculo que ofrecen los Ciudadanos pateando los cuerpos flacos de los ñandúes polacos.
Hubo un día en que paseábamos por las calles cantando orgullosos. Eludíamos los besos lúbricos de las jóvenes con perfume a lágrimas y sexo. Días de atardeceres en púrpura y narices rotas.
Sigues sin querer mirar mientras la sangre gotea desde tu frente. Han salido de cacería y sabes que estarán buscándote. Te perseguirán algunos que te conocieron en el colegio o los que compartieron contigo cervezas calientes y vinos chungos.
No quieres mirar y, sin embargo, deseas no perder ni un sólo detalle .Sabes, que ,en el fondo, deseas cantar con ellos a vos en grito, ser uno de ellos; gozar con el poder y sentir el pecho henchido de soberbia por ser uno de los elegidos.
En una esquina, escondido entre las sombras, arrebujado en su enorme gabán, Nak se pregunta cuando terminará esta pesadilla..
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