Desde tan lejos que ni existía el tiempo. Desde tan adentro que no se vislumbra el origen.
Quizás aún no había palabras, sólo gestos casi incomprensibles y señales indescifrables en cielos tan ajenos como imposibles,
Desde tan adentro que llega a sentirse como un dolor placentero. Desde tan cerca como un susurro acerado
Tan arriesgado como jugar al borde del abismo deseando caer. Tan expuesto como una sonrisa. Tan deseable como una caricia cómplice
Llega desde ese lugar en el que se estuvo hace milenios ,desde aquel momento que creíste perdido, desde aquel rincón de una memoria que parece de otro; llega desde las tripas y no es capaz de cerrar el vacío del pecho.
Tan lejos y aún es reconocible ese brillo. Proviene de un tiempo tan remoto y todavía quedan las marcas de las caricias. Buscarse desde un lugar reconocible en el que no hay lugar para miedos.,
Todo tan nuevo y tan reconocible .Jugar a redescubrirse mientras el tiempo sigue empeñado en distorsionar ,retorcer y cambiar sus reglas.
Un día llegaron las palabras. Sonidos que sanaban, sonidos que removían, sonidos que hacían estremecerse. Palabras que llegaban al alma. Palabras que desterraban los terrores.
Y ,de esta manera, deseó volver a desplegar las alas, levantar el vuelo y planear hacia el horizonte con los susurros acariciando sus oídos.
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