Hay días extraños de sol azul y cielo cercano.
Hay días de opresión de en el pecho. Hay días de mañanas de cuerpo ajeno y pulmones demasiado cascados.
Hay días en los que solamente querría refugiarme durante un instante en la caricia y quedarme acurrucado entre miradas. Días de noviembre estrenado, de ausencias presentes.
Hay días...
Tanto frío fuera como incendio interior.
Coleccionaba frases como otros coleccionan momentos o amaneceres, también guardaba lágrimas para las noches con aroma a lluvia.
Tanto incendio interior como los atardeceres que se perdieron en la línea del horizonte buscando gestos cómplices.
Buscando, arañando, sintiendo... y sabiendo.
Saboreando, apurando los tragos dulces, guardando sueños, eludiendo realidades.
Tanto frío que quema, tanto incendio que hiela.
Tanto frío que quema, tanto incendio que hiela.
Fingir, fingir y fingir y hacer como que el pecho no quema y que los gritos no existen.
Fingir y conspirar.
Hurgar dentro del corazón para arrancarse las palabras, descender hasta ese lugar en el cual brillan las tardes de café con hielo y conversación pausada. Estrujar las tripas para recuperar los sonidos de la brisa en los árboles y unos ojos brillantes que hacen volar.
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