Hace calor en este infierno diseñado por sus mejores pesadillas.
Sol sobre el asfalto, bichos aplastados en el asfalto y viento del sur.
Calor de espejismos vanos e imágenes recurrentes de piscinas vacías llenas de agua verdosa.
Hace calor en este erebo imaginado por sus desidias, hace demasiado calor; tanto que sus ilusiones se derriten y se escurren entre los pliegues de la piel.
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