No hay público, aunque la obra se sigue representando desde el principio de los tiempos. No hay aplausos, sólo el silencio y la seguridad de que ya no hay donde esconderse .
Buscando la aprobación, la sonrisa fácil y la mirada cómplice.
Hay preguntas que no podemos responder porque las hemos obviado demasiado tiempo.
El juego de la espera, el pasatiempo de la esfera mientras caen las décadas en los almanaques. No busquéis más a los jóvenes, han perecido entre sus babas y el tedio mientras el telón vuelve a caer en silencio.
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