martes, 16 de diciembre de 2025

Reacción

El espejo le ofrece una imagen demasiado conocida: un tipo de aspecto cansado, casi vencido por su cobardía y sus miedos. Tenía ganas de gritarle… —“¡Vamos, reacciona! ¡Muévete!”—. Pero el individuo continúa apático al fondo del cristal, sin dar ninguna muestra de empuje.

Busca algún resquicio en su expresión que le indique que, tal vez, algún día se pueda rebelar contra toda esa apatía y los puños hagan, aunque solo fuese eso, el amago de destrozar el cristal y gritar al viento sus palabras de ira…

Escudriña entre los pliegues de la piel que tiene enfrente y no logra encontrar indicio alguno de voluntad.

Y así, día tras día, se hunde en la espiral de la monotonía y la conmiseración; hasta que llegue el momento en el que ya no le quede nada más que el reflejo de lo que algún día fue.




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