Llevaba varias semanas sopesándolo.A veces,frente al espejo,se insuflaba ánimos,veía el asunto mucho más claro y sonreía al pensar en lo fácil que parecía ser tomar el camino correcto.Otras ocasiones creía que,aquel ramalazo de valentía,no era lógico y que la situación no era tan desesperada ni tan límite como para dar ese giro tan inesperado.
Los pros y los contras se amontonaban en su cabeza haciendo que sus días fuesen una sucesión de dudas y certezas,una montaña rusa de indecisiones,un tobogán de axiomas.
Las últimas semanas habían sido una tortura psicológica,tan pronto el cielo se abría y la resolución era diáfana y sencilla como que la más oscuras tinieblas se agarraban a sus pensamientos.
Y siempre el espejo dándole posibles soluciones,mostrándole opciones y caminos.
Llegó ese momento que no quería afrontar,el instante en que la decisión tenía que ser tomada,el punto en el que ya no habría vuelta atrás y en la que no cabía ningún tipo de arrepentimiento...solamente había que cerrar los ojos y asumirlo;asumir y aceptar que la decisión tomada era la mejor,aceptar y asumir que nada podría hacerse ya y que todo tiene un final.
Decidió,asumió y aceptó.El Sol seguía en lo alto y el planeta no se había parado.
Se giró para ver su imagen reflejada en el espejo...al fin y al cabo el pelo crece.
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