Afuera sopla el viento. Se congelan, entre adoquines negros,
los ñandúes polacos y los Ciudadanos los van apartando a patadas. La nieve
malva se arremolina en los cabellos de las jóvenes de mejillas sonrosadas. Nak
busca a los oficinistas que faltan en esa ecuación.
El viento apuñala las esquinas y a Nak sólo le quedan las
sucias tabernas que tanto ama. ¿Estará Molibdeno en alguna de ellas siendo
encantado por mujeres de mirada fiera?
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