A pesar de los años el puñal seguía hurgando en la herida abierta.
Al pasar de los años seguía sintiendo el vértigo al no poder cerrar la llaga que todavía supuraba.
Al pensar en los años de estúpido sufrimiento se encogió de hombros, se envolvió en el abrigo, apuró el vaso de ginebra y se marchó buscando otro bar donde bucear en su conmiseración.
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