Ocurre de manera cotidiana, ,mientras intenta desembarazarse de las imágenes de los penúltimos sueños se encuentra cayendo en picado de manera tan lenta que se convierte en costumbre. Sin miedo al impacto, apenas a unos centímetros sobre la acera, casi flotando en un decorado en blanco y negro.
Sabe que cerrando los ojos esa sensación desaparecerá, pero hoy, al abrirlos, todo el escenario daba vueltas a su alrededor sintiendo una inmensa arcada antes de ver, quizás por última vez, la acera gris tan cerca de su cara.
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