Boca abajo dejándose llevar por los extraños pensamientos informes que se cuelan entre las rendijas que deja la brisa oscura.
Sintiendo la piel desnuda entre las sábanas abandonándose a la cálida sensación de la respiración en el oído susurrando palabras que erizan el vello. La lengua que recorre el cuerpo de manera sabia, los labios que marcan los territorios de batallas antiguas y futuras, la saliva que dibuja caminos húmedos, el aliento que acaricia.
Boca abajo elevándose hacia el goce mientras apenas quedan centímetros de su piel que no se estremezcan al contacto, temblando al sentir los mordiscos ávidos ,los dientecillos clavándose en su piel; tan cerca del placer que duele.
La lengua, traviesa, incisiva; que redescubre nuevos caminos consiguiendo que un leve rubor se instale en las mejillas, elevando un poco más el nivel de inconsciencia placentera.
Tomando aire, abriendo los ojos recuperando el placer, boqueando al sentir el cálido empuje en su interior que le hace suspirar, jadear…cada vez más alto, cada vez más lejos de si, tan dentro que quema, sin desear que termine; queriendo siempre más, pidiendo más gritando mientras el cuerpo se curva en un espasmo ,en un pandemonio de gritos jadeantes.
Volviendo a respirar despacio, lentamente; boqueando como un pez fuera del agua. Sólo entonces tuvo la necesidad de girarse para sentir su piel cálida y sudorosa, besar su boca fresca, para sentirla más cerca, para sentirse más suyo.
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